viernes, enero 02, 2009

Hanna Arendt

Me gustaría dedicar la primera entrada del año a una personalidad (a una autora) que ejerce una poderosa atracción sobre mí. Será por eso que una persona que me conocía mejor que yo misma tuvo a bien regalarse el maravilloso libro de Elisabeth Young-Bruehl que tiene por título "Hannah Arendt. Una biografía". Como podréis deducir del título se trata de Hanna Arendt. Esta persona, con fomarción filosófica (discípula de Heidegger), vio su vida profundamente afectada por la segunda guerra mundial. Procedente de una familia judía asimilada, ella no concedió en su infancia ninguna importancia al hecho de ser judía.Sin embargo las cosas cambiaron con la ascensión al poder de los nazis, emigró primero a París y luego a EEUU, y no cesó nunca de tratar de hacer lo posible por ayudar a todos cuantos pudo en aquellas épocas complicadas (cuando su propia situación en alemania aún no era problemática escondió y ayudo a emigrar a un número de comunistas cuyas vidas estaban amenazadas). Durante el exilio trabajó en organizaciones relacionadas con los emigrantes judíos, y fue más menos que más conocida.
La fama le alcanzó hasta que escribió "Los orígenes del totalitarismo", una obra en la que pretende analizar las circunstancias que posibilitaron que europa sucumbiese al totalitarismo (tanto con ideologías nacionalistas como de izquierdas). En esta obra -alejada de su tesis doctoral "El concepto de amor en San Agustín"- se distanciaba de su vocación filosófica orientándose a la teoría política. Tanto en esta como en sus obras posteriores (especialmente su obra "Eichmann en Jerusalém") trató de dar sentido a lo que sucedió en su tiempo, ganándose tantas críticas como admiradores.
Lo cierto es que me cuesta decir aquí mucho más sobre ella, pero quería comunicar su existencia para aquellos que nunca supieron de ella, porque me parece una persona que cuyas obras tratan de dar cuenta de la inmensa complejidad e los fenómenos políticos sin ceder a la tentación de retirarse de la política. Precisamente porque los mayores daños infligidos a la humanidad provienen del comportamiento político del hombre,no debemos renunciar a ella, sino implicarnos y hacerla a nuestra medida.
Quizás lo que más me impacta es pensar que viendo tantos terrores, habiendo vivido épocas tan duras (el holocausto, la era MacCarthy, el Watergate, la guerra de Vietnam...), y a pesar de ser capaz de ver el mal, de alguna manera no se rindió ante su existencia, ni intentó negarlo, sino que reflexionó sobre el papel que se puede jugar ante él.
Ya comenté que en la actualidad existe un debate en el campo de la filosofía sobre la responsabilidad colectiva, y he de decir que lo que leí al respecto me pareció un poco insatisfactorio, en cierto modo orientado al derecho en lugar de a la acción humana y a la acción política. Quién sabe, quizás algún día me anime a hacer un doctorado (no sé si en filosofía o en política) al respecto de esto.
Los estudios de género hace tiempo que dieron por nula la distinción entre la esfera política y la personal. De hecho, hay una estupenda obra de Carole Pateman "The Sexual Contract" que analiza cómo los teóricos políticos sobre el contrato social se cuidaron muy mucho de separar esas dos esferas (Hobbes sería un caso especial) de tal modo que pudiese simultáneamente afirmarse la igualdad de todos los hombres mientras se convertía a las mujeres en ciudadanos de segunda (el tan admirado Rousseau de hecho estaba en contra de que se educase a las mujeres). Es un gran análisis, y en el libro plantea otras injusticias toledas por la ley, pero en cualquier caso, la pregunta por la relación entre lo público y lo privado sigue vigente en relación al gran público.
Hasta dónde llega nuestra responsabilidad en los casos de males a los que sólo contribuimos marginalmente (cuestiones como la contaminación, el consumo...), o hasta qué clase de ralación existe o puede existir entre los ciudadanos y el Estado o la ley.
Lo que me gusta del estilo de Hanna Arendt es que prácticamente exige a cada persona un respecto a su propio juicio. El juicio no debe ser delegado, no puede sacrificarse a los juicios ajenos. Cada versona debe esforzarse en discernir la justicia o injusticia de sus acciones, y no renunciar nunca a la vertiente política del hombre. De alguna manera, para mí su mensaje es que o nos ayudamos todos mutuamente a conseguir nuestros proyectos, o nos va peor a todos.
Todo esto son generalizaciones, que no hacen ninguna justicia a la complejidad y matices de su obra. Pero quizás alguien sienta curiosidad y se anime a echarle un vistazo... Yo por mi parte, tengo mucho que leer... ¡E interés por hacerlo!