viernes, febrero 16, 2007

Cartas que no llegan a su destino

Hay algo que hago con cierta frecuencia desde hace mucho tiempo: escribir a aquellas personas a las que quiero decir algo.

Resta decir que son personas con las que no tengo suficiente confianza para hablar con ellos. Y de hecho ni siquiera las considero lo suficientemente cercanas como para hacerles llegar esos pensamientos.

Esa costumbre aparentemente absurda tiene un fundamento razonable: la distancia existente entre la imagen que yo tengo de una persona y la realidad de esa persona. ¿No te pasa a menudo que sientes que estás proyectando muchas emociones sobre una persona que en realidad no ha hecho nada que te induzca a creer que pueda apreciar esas emociones?

¿Por qué suceden esas cosas?

Estoy leyendo un libro de Zygmunt Bauman "Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos". Aún no lo he terminado, quizás cuando lo haga, y vea hasta donde conducen sus reflexiones, postee al respecto, hasta ahora plantea cómo las relaciones humanas se están viendo afectadas por la metáfora económica que articula nuestra organización social.

En fin, antes de empezar a hablaros sobre Mauss, creo que pondré un punto para finalizar al menos transitoriamente este post.