sábado, noviembre 18, 2006

El Coltán o sobre cómo cerramos los ojos a los problemas derivados de nuestras acciones más banales

Llego a casa, enciendo el ordenador y pongo a cargar el móvil.

Son dos actos absolutamente habitaules en la vida de hoy, pero ¿qué las hace posibles? No basta con tener ingenieros brillantes, o tener unas flamantes fábricas donde trabajadores con empleos precarios se esfuerzan por conservarlos para vivir una vida aceptable.

Además hace falta un mineral muy escaso, pero imprescindible para la elaboración de los chips de memoria: el coltán.

Bueno, pues para todos aquellos que podéis leer esto, y que por tanto hacéis uso de él en vuestra vida, que sepaís que en su mayoría se extrae de una minas del Congo, en la que trabajan niños en régimen de semiesclavitud y en torno a las cuales gira una lucha que prácticamente es una guerra civil.

¿Pretendo echaros la charla sin sentirme igualmente responsable? No, pretendo que estemos informados, bueno, recordar o seleccionar ciertas partes de la información que nos bombardea a diario. ¿Qué podemos hacer nosotros? Quizás apadrinar un niño -proyecto que en realidad procura dotar de infraestructuras a toda la aldea-, o algo aún más fácil: optar por el reciclaje. Ya que es un bien escaso, que no se pierda entre montañas de desechos.