martes, agosto 08, 2006

Sectas

Ha sido para mí un placer adictivo la lectura de la obra "La falsa espiritualidad y la manipulación de los individuos" de Anne Fournier y Catherine Picard (de la editorial Paidós).

En ella se analiza el fenómeno de las sectas desde una perspectiva francesa, defensora de sus valores "libertad, igualdad, fraternidad" y de una república laica. Es un descubrimiento inesperado precisamente porque profundiza en las dimensiones económicas y políticas de estos grupos comparables a empresas multinacionales y que tratan de hacerse pasar por ONG o grupos religiosos para evitar el control estatal -principalmente el fiscal, pero también otros-.

Me gusta porque frente al modelo de Estado estadounidense, defensor de la propiedad privada, alaba las virtudes del francés, más basado en la protección del ciudadano y de los derechos humanos. Creo que pese al recelo que despiertan los chovinistas, es importante reconocer que los esfuerzos por defender los derechos de los ciudadanos de a pie tienen efectos positivos sobre su calidad de vida.

Hace poco, hablando con alguien, comparábamos la defensa de los derechos de los trabjadores en España frente a otros países de la UE. Hizo el siguiente comentario "nosotros trabajamos y no nos quejamos, esperando que el empresario valore nuestra actitud. Ellos sin embargo luchan, y su salario mínimo interprofesional es más alto".

Igualmente, en otros lugares de la unión europea apenas existe economía sumergida para los estudiantes, no se obliga a trabajar más horas de las que se trabaja...

El libro sobre las sectas del que hablo, recalca que en éstas se ensayan técnicas de sometimiento de la voluntad, renuncia a la autonomía, que se llegan a aplicar en algunas empresas. ¿Qué futuro nos espera? ¿Lo aceptaremos alegremente o procuraremos que el mundo sea algo más parecido a lo que querríamos que fuese?

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

En relación a lo expuesto, me parece que no se puede elevar el modelo francés como paradigma en cuanto a modelos de trabajo, ni tampoco decir que defiende un estado del Bienestar, cuando las políticas neocon norteamericanas distan poco del apoyo tácito que realiza el señor Chirac, que no es precisamente un defensor de la jornada de 35 horas y esa república laica se resquebraja con profundas fricciones sociales entre las "minorias" etnicas, marginadas en guetos, claro sintoma de un país en quiebra moral, debido inequivocamente a una permanencia del modelo gallista, incluso potenciado por los años de Miterrand y ejemplificado en el ascenso de la Ultraderecha. Francia no es un buen ejemplo para nada hoy, al menos a nivel sociopolítico, si acaso son un ejemplo de manifestaciones y movimientos, el problema es su extreemismo.

Por lo demás el libro del que hablas debe ser muy interesante de leer, pero como en todo ensayo, es mejor no creerse las cosas a pies juntillas.

3:36 a. m.  

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