lunes, septiembre 24, 2007

El precio de la novia en Shanghai

El otro día un comentario casual de mi compañera de piso (que una 'hermana' suya se había quedado embarazada) nos llevó a una interesante charla sobre la política del hijo/a única en China.

Parece ser que en Shanghai empiezan a ser preferidas las niñas a los niños por una razón muy elemental: la familia del novio es la responsable de comprar la casa -que, por lo que entendí pasa a ser propiedad de la mujer-. En muchas culturas, este desembolso económico que realiza la familia del novio tiene un fundamento básico: supone que los hijos varones de ella pertenecerán a la familia de él. Porque, en China (y en muchos otros lugares), el sistema de parentesco es tal, que las mujeres pertenecen a la familia de su marido (reminiscencias de esto las hay en Europa: perder el apellido al casarse, y tomar el del marido, sigue siendo aún práctica camún en algunos países occidentales, con la diferencia de que las mujeres casadas pueden heredar aún así los bienes de sus padres al morir estos, mientras que en China no es / era así).

En algunas sociedades Africanas se producen paradojas, por ejemplo, hay mujeres que dejan de vivir con su marido 'legítimo' y tienen hijos con otro hombre, que pasan a ser de la familia que ha pagado 'su precio'.

Cuando se organiza así una sociedad, se suele casar a las hermanas del varón, y con el dinero que recibe por esos matrimonios la familia, pueden permitirse una mujer para el hijo. Por eso, a su vez, se imposibilita el divorcio: la familia tendría que devolver el precio que pagó la familia por su hija, pero ya lo han gastado en casar al hermano.

Me parece que las políticas de reducción de la natalidad, y concretamente la del hijo único en China, están dando lugar a fenómenos muy interesantes (nótese que hablo como 'científica' social, sin meterme en juicios morales etnocéntricos), como el aborto sistemático en India cuando se sabe que el feto es femenino (en India el proceso es al revés, la familia de la novia paga una dote a la del novio, y cuanto mayor sea esa dote mayor estatus tendrá la niña en la nueva familia, por lo que tener una hija supone un coste muy alto, especialmente teniendo en cuenta que no tiene ninguna obligación respecto a sus propios padres puesto sino hacia los de su marido).

A largo plazo, la carencia de mujeres ¿a qué fenómenos sociales dará lugar en Asia? De momento en Shanghai parece que se está revalorizando el tener una niña: en lugar de pagar la casa se paga el amueblarla, y además las niñas podrán heredar las propiedades de sus padres ya que estos no tienen hijos varones a los que legárselos. Supongo que cambia mucho la mentalidad muy rápido, puesto que las antiguas costumbres tienen que adaptarse a las nuevas realidades y, no nos engañemos, la realidad pesa más que la tradición...

De todos modos en China existe una gran distancia entre lo que supone vivir en una ciudad o en el campo -de hecho, me comentó que en zonas rurales, si la primera criatura es una niña, les permiten probar de nuevo, puesto que se considera que el varón es más fuerte y por tante más necesario-.

Pues eso, que todo esto es muy interesante.

domingo, septiembre 02, 2007

Autocontrol

Dicen que los márgenes que dejamos al escribir en un papel dicen mucho sobre nosotros. Los que no dejan margen al principio serían los que empiezan las cosas demasiado rápido. Los que no lo dejan al final serían los que no saben dónde parar.

Cuando el folio está en blanco es especialmente difícil establecer unos márgenes. Pero a mí me sorprende la gente que incluso sobre papel cuadriculado es incapaz de respetar los márgenes.

¿Existen límites que no debamos cruzar?
¿Los necesitamos?
¿Están los límites para ser ignorados?
Lo curioso es que, al margen de los márgenes, todos estamos de acuerdo en unos mínimos: escribir de izquierda a derecha, de arriba a abajo -por supuesto que esto varía de cultura en cultura y precisamente cuando se escriben mensajes secretos se juega con su incumplimiento...-