jueves, junio 29, 2006

La necesidad de ser original

Se producen revoluciones en la comunicación. Una de las más importantes fue pasar de lo oral a lo escrito. La escritura permite comunicar ciertas ideas como si el tiempo o el espacio dejasen de ser relevantes, aunque también hace que el emisor deje de tener control sobre sus palabras, que pueden ser interpretadas de manera incontrolada. Dentro de la escritura fue una revolución la invención de la imprenta (como lo fue el grabado en la pintura), que permitió que cada vez más gente tuviese acceso a la información escrita. Esta tendencia no ha dejado de aumentar.

El problema es cuando hay tanto material que sería imposible para un hombre leerlo todo aunque se dedicase sólo a eso las 24 horas del día... Yo me pregunto ¿no debería cada persona procurar moderarse y poner por escrito sólo aquello que fuese de absoluta importancia? Pero parece que exista una necesidad de expresarse, como si ello nos hiciese sentirnos más seguros de nuestra existencia. ¿Pero qué pasa si se escribe o habla pese a no tener nada que decir?

[Otros temas relacionados: la función de la comunicación como cohesión social. La disminución de la comunicación cara a cara en la sociedad de hoy. Por qué nos comunicamos menos con los que viven cerca de nosotros en el espacio mientras que podemos mantener la amistad con gente que vive en el otro punto del planeta...]

miércoles, junio 28, 2006

Aguirre está pensando en bombardear nubes con yoduro de plata para tener más agua en Madrid.

¿Funcionará? Por lo visto los israelíes llevan empleando este método desde hace 30 años y consiguen un 19% más de precipitaciones.

Estoy a favor de los avances científicos, aunque como siempre me resulta difícil dejarme llevar por una fé ciega en la bondad de los progresos de la ciencia, y me pregunto qué consecuencias medioambientales tendrá. De todos modos, en un mundo donde cada ser humano se preocupa por su supervivencia y la de sus allegados ¿es ilícito intentar conseguir la mejor parte del pastel? ¿Está bien que Esperanza Aguirre busque la manera de hacer que Madrid pueda seguir creciendo sin verse limitada por la escasez de agua?

domingo, junio 25, 2006

(II) El estudio sobre los Baruya de Godelier

Godelier estudia una de las llamadas "sociedades primitivas" -los Baruya- para poner de manifiesto cómo se articulan entre ellos las relaciones de poder. Su análisis es muy interesante porque se observa cómo la esfera de lo ideológico y la de lo material se retroalimentan.

La educación en esta sociedad se realiza en las respectivas sociedades secretas que varones y mujeres tienen. En ellas se aprende un lenguaje secreto y unos rituales propios. En la cabaña masculina se les enseña el verdadero nombre de las cosas, lo que les da poder sobre ellas [aquí entra en juego la magia, tema que estaré encantada de desarrollar si alguien me dice que le interesa], mientras que en las sociedades de mujeres se aprenden rituales que les inducen a considerar legítima la superioridad de los varones.

Esta faceta ideológica está inmersa en una sociedad en la que son los hombres los que intercambian mujeres -y porque las intercambian, ellas tienen que ser educadas para ser equivalentes entre sí, saber ser 'buenas mujeres'-, y los que están en el meollo de todo proceso de producción.

Esto lo digo porque si bien las tareas imprescindibles para la supervivencia están repartidas entre unos y otras, ellos son los legítimos propietarios de las tierras que ellas cultivan, y son los únicos que tienen permiso para construir herramientas, lo que significa que las mujeres dependen de los varones para estar en posesión de útiles sin los cuales no podrían desempeñar sus labores.

La división sexual del trabajo tiene muchas otras connotaciones, siempre están mejor valoradas las actividades masculinas, aunque las féminas son las que garantizan la supervivencia diaria. Para rizar el rizo, son los hombres los encargados de repartir los productos del trabajo de las mujeres, además del suyo propio.

Queda decir que las mujeres no están sometidas de manera irreflexiva, y tienen sus propios derechos, en los que los varones son instruidos durante su aprendizaje. Si no los respetan, las mujeres tienen sus propias formas de resistencia, que nunca consisten en recurrir a la violencia -esta es propiedad exclusiva de ellos-.

He querido hacer referencia a este texto porque creo que con otros disfraces, muchas de las formas de dominación descritas perviven en nuestras sociedades teóricamente igualitarias. Es un texto que recomiendo a todo el mundo, aquí os los cito:

GODELIER, M.: Cap. La subordinación de las mujeres En: La producción de Grandes Hombres. Poder y dominación entre los Baruya de Nueva Guinea. Madrid, Akal,1986.


Como veis, en Antropología también se acude a las primeras fuentes de la disciplina ;) Pero pasa como en filosofía, al final se sigue dando vueltas sobre lo mismo, posiblemente porque el hombre no ha cambiado en los miles de años de historia que acumula más que en lo superficial...

miércoles, junio 14, 2006

La política en todas partes: La dominación masculina (I)

Hay corrientes filosóficas y antropológicas que creían que la política se restringe a las instituciones políticas -encarnadas en el Estado-, es decir, aquellas que cumplen las funciones de 1/mantener el orden 2/ buscar la cohesión social 3/organizar las diferencias internas y 4/defender el territorio. A la característica de cumplir estas funciones se le suma el acceso legítimo a la violencia y la capacidad de recaudar para redistribuir.

Sin embargo, el colonialismo permitió descubrir las así llamadas "sociedades acéfalas" por no tener Estado ni gobierno centralizado, pero los estructural-funcionalistas llegaron a la conclusión de que en estas sociedades las funciones políticas seguían siendo satisfechas por instituciones no exclusivamente política, en este caso la familia, reforzada por sistemas religiosos que se apoyan también en las estructuras familiares. A estos grupos se los llamó también "sociedades igualitarias", porque observaban que no había acumulación de bienes por parte de ninguna persona por su status, tampoco observaron ninguna clase de especialización, consideraron que la igualdad era absoluta entre todos sus miembros -aunque describieron ciertas personas que tenían puestos de prestigio, pero en cualquier caso sólo tenían autoridad, pero no poder, ya que no tenían acceso legítimo a la violencia-.

Este enfoque fue muy criticado tras el colonialismo por haber ayudado a las metrópolis a subyugar a las poblaciones de las colonias y además (me salto varias etapas) se desarrolla un enfoque cuya concepción del poder es aún más amplia. Frente a los que habían visto que instituciones distintas del Estado podía satisfacer funciones políticas están los que consideran que el poder y la política están presentes también fuera de las instituciones, en toda acción, en toda práctica, en cada pequeño gesto cotidiano.

Fue entonces cuando se puso de relieve que las sociedades igualitarias no lo eran, que existían jerarquías que se habían ignorado por ser consideradas "naturales": los jóvenes eran inferiores a los adultos y todas las mujeres a los hombres. La pregunta es ¿cómo se logra que surja y se mantengan las desigualdades?

Gramsci acuña el concepto de hegemonía, que tiene una definición complicada, pues abarca relaciones de dominación y subordinación que van desde las que se mantienen por la fuerza o coerción hasta las consentidas y consideradas legítimas. Esta última posibilidad tiene más estabilidad que la primera, pues sin consentimiento sería muy difícil que un pequeño grupo de personas pudiese controlar a un gran número de subordinados.

Bourdieu va más allá del consentimiento y destaca que existen condiciones estructurales que hacen prácticamente imposible que los subordinados se rebelen.

¿A partir de qué prácticas observadas se elaboran estas teorías? Hay muchas, y en mi próximo post hablaré de los Baruya, observados por Balandier, pero hoy quería hablar de lo que pasa en España.

Por ejemplo, lo que vivieron las abuelas y los abuelos durante el régimen franquista. Entonces la mujer necesitaba la autorización de su padre o marido para trabajar. Además sus propiedades no eran suyas, lo que heredaban, si estaban casadas, pasaba a ser propiedad del marido. En tales circunstancias rebelarse era complicado.

Hoy en día la situación parece haber mejorado, pero eso no borra las desigualdades. Hay más mujeres que no trabajan que hombres. Normalmente al casarse ambos trabajan, pero al tener hijos la mujer abandona su puesto de trabajo para poder ocuparse de la descendencia, y no todas se reincorporan cuando tienen tiempo material, porque la vuelta al mercado de trabajo es complicada. También están las cifras que aparecieron el otro día en el periódico: mientras que el 50% de los hombres que trabajan pueden recurrir a sus mujeres para que se ocupen de los niños cuando estos enferman, sólo un 11% de las madres trabajadoras pueden recurrir a sus maridos. Las mujeres en España pueden optar hoy por ceñirse a la tradicional división sexual del trabajo y optar por dedicarse al ámbito de lo doméstico y que su marido o pareja trabaje en el ámbito de lo público, en cuyo caso dependerán (absolutamente) de su pareja; o por buscar su autonomía económica y trabajar, pero en este caso se encontrará con la paradoja de que la inserción de la mujer en la esfera pública no está siendo compensada lo suficientemente rápido con una inserción del hombre en la esfera doméstica.

Las mujeres en España hoy aparentemente no tienen contra sí ninguna ley que las discrimine, y sin embargo siguen estando en desigualdad de condiciones respecto a los hombres, porque existe una inercia en las concepciones sobre 'quién se debe ocupar de qué'.

lunes, junio 12, 2006

Hotel Ruanda. Las trazas del colonialismo

Llevaba tiempo posponiendo el momento de ver esta película que trata sobre la guerra entre hutus y tutsis en Ruanda,porque sabía que iba a sufrir mucho viéndola, rememorando una guerra genocida, una guerra a base de machetazos, llena de violaciones, de sufrimiento...

Pero tenía que verla porque sabía que es muy buena. Narra las peripecias que un agente de un hotel de lujo tiene que llevar a cabo para lograr salvar a los 800 Hutus y Tutsis que han acudido a este lugar en busca de refugio.

La propia película nos pone en antecedentes sobre las enemistades entre estas dos secciones: cuando Ruanda era una colonia Belga, éstos decidieron que los Tutsis fuesen las élites dirigentes.

Un paréntesis explicativo: Para quién no lo sepa, esta forma de gobierno es conocida como 'indirect ruling', fue muy empleada en África, sobre todo por los ingleses. Consiste en tratar de organizar un gobierno a partir de los propios nativos, de modo que las élites suyas sean quienes gobiernen según las instrucciones de la metrópoli, pero aplicando los cauces tradicionales, rituales, si lo preferís. En realidad esto es una perversión de los sistemas que existían en África que los antropólogos dieron por llamar "sociedades acéfalas o igualitarias" porque no existía gobierno centralizado en muchas de ellas.

Pero las colonias subvencionaron investigaciones que pusieron de manifiesto cómo se mantenía el orden en ellas a pesar de que no existiesen instituciones políticas puras y así descubrieron que se lorgaba a partir de -por así llamarlo- 'instituciones mixtas', es decir, instituciones que ordenaban la sociedad sin ser puramente políticas, como la familia o la religión.

Aprovecharon estas jerarquías y las exacerbaron hasta el punto de que quienes eran elegidos para gobernar tenían más poder del que habían tenido nunca tradicionalmente.

Supongo que algo así sucedió en este caso, los belgas decidieron que los Tutsis, una minoría en Ruanda, gobernasen a todos. Pero al independizarse el país, cedieron el gobierno a los hutus, que decidieron vengarse por la represión sufrida. Siendo los otros unas minoría, trataron de exterminarlos.

Y de aquí parte la película, que contiene un mensaje al que no sé hasta punto quien la vea prestará atención. Muchos de los que acuden a este hotel es gente adinerada. Gente con contactos en el extranjero. Son estos contactos, la poca presión internacional que logran reunir, lo que contribuye a salvar sus vidas.

A esto se suma que mientras las milicias Hutus se dedicaban a exterminar a todas las "cucarachas" con las que se topaban, los rebeldes Utsis estaban tratando de reconquistar el país.

La película, dentro de la crudeza, muestra la cara "feliz" de los que consiguieron salvarse, que en su peregrinar se topan con muchos que no lo consiguieron. Esto da lugar a la reflexión, sólo la presión internacional permitió salvarles. Por otra parte, la presión internacional permitió salvarles.

Pero poco presionamos por mucho que sepamos lo que ocurre fuera de nuestras queridas fronteras protegidas por la ley de extranjería. ¿A qué obedece nuestro estatismo? Personalmente creo que se debe a que actuar correctamente requiere un enorme esfuerzo. Pasa por comprar en tiendas de comercio justo, por saber qué estamos realmente haciendo cuando creemos que hacemos algo sin repercusiones.

Hay millones de pequeñas acciones que realizamos a lo largo del día que tienen consecuencias internacionales. Pequeños ejemplos: tomarse un café -hay países cuyos habitantes no tienen comida porque resulta más rentable para los terratenientes dedicar sus plantaciones al café para el mercado internacional-, llamar por el móvil -para construir ciertos componentes del mismo es necesario un mineral muy escaso, que de momento se extrae de ciertas minas de África (dadme unos días para encontrar el artículo de El País que trataba sobre esto y lo colgaré), y cuya extracción está ocasionando guerras civiles y la explotación de menores que lo estraen de vetas por las que no caben los adultos-.

A este vivir en la ignorancia, Hanna Arendt le dio un nombre: "la banalidad del mal", tema sobre el que Gunter Anders ha profundizado. La tesis es la siguiente: nadie es malo porque sí. Muy pocas personas matarían a un niño ellos mismos, y sin embargo, al vivir en la ignorancia de las repercusiones de nuestras acciones, estamos permitiendo que muchas personas mueran a lo largo del globo terráqueo.

Algún día espero hablaros de "Eichmann en Jerusalén. Un ensayo sobre la banalidad del mal", de Hanna Arendt. Hasta entonces simplemente os aconsejo que veais la peli y que se anime a leer el libro cualquiera interesado en conocer un enfoque enriquecedor sobre el exterminio de los judíos durante la segunda guerra mundial.

sábado, junio 10, 2006

¿Por qué un grado de Antropología?

No sé si hay muchas personas que estén al tanto de que se está intentando reformar la universidad europea para lograr una mayor convergencia, a lo mejor a algunos les suena lo del "Plan de Bolonia".

Pues en el marco de ese reforma, Antropología podría tener la suerte de convertirse en un grado de tres años (en lugar de ser, como hasta ahora un segundo ciclo) o la desgracia de prácticamente desaparecer. ¿Cómo se llegaría a este segundo caso?

El Ministerio de Educación ha seguido una política de reducir títulos, por ejemplo,se fusionan las ingenierías técnicas y superiores para que quede una ingeniería de 4 años, también se planea fusionar las distintas filologías en tres bloques, e incluso se propuso eliminar historia del arte para convertirla en una especialidad de historia, y también eliminar humanidades porque no existía como carrera fuera de España.

En esa misma línea se ha propuesto fundir antropología y sociología -actualmente una carrera de segundo ciclo de dos años y otra de cinco, respectivamente- en un grado de tres años. Se pretende según estos planes que luego los alumnos que lo deseen profundicen en cualquiera de las dos cursando un máster de especialización.

¿Por qué están movilizándose los antropólogos y sociólogos para evitar esto?

Porque reducir siete años de carreras a tres es algo difícil de llevar a cabo si realmente se pretende que los alumnos adquieran competencias en sus respectivos campos. Yo estoy de acuerdo con esta reivindicación y por lo tanto he creado un link para quien quiera saber más sobre estas cuestiones y otro para quien quiera sumarse a nuestra propuesta con su firma.

inversiones éticas

El miércoles salió en El País este titular "Noruega vende por razones éticas títulos de Freeport y de Wal-Mart"

El Fondo de Petróleo invirtió en estas compañías y ha decido abandonarlas porque la primera "viola de forma sistemática los derechos humanos y los derechos laborales de sus trabajadores" (contrata menores para trabajar en condiciones peligrosas para su salud, discrimina a la mujer y no compensa las horas extras de sus empleados) y la segunda "causa graves perjuicios al medio ambiente".

Por supuesto que ellos han podido tener acceso a esta información porque les respalda el gobierno de un país que se ha dedicado a investigar, pero yo me pregunto cuánta gente tiene su dinero invertido en compañías que violan los derechos humanos o contaminan el medio ambiente, sin importarles que lo hagan siempre y cuando obtengan beneficios.

Aún más, en estos países donde vivimos ignorantes de las verdaderas consecuencias de nuestras más banales acciones, sucede que por el mero hecho de tener el dinero en el banco, permitimos que éste especule con él y sin embargo no somos informados acerca de en qué se invierte nuestro dinero. ¿Y si se está invirtiendo en compañías a las uno personalmente preferiría boicotear?