miércoles, septiembre 17, 2008

El Estado Moderno desde el posmodernismo

Hay conceptos con los que es difícil lidiar. Uno de ellos es el de modernidad. ¿Qué es? ¿qué le caracteriza? Lamentablemente escribo esto sin tener a mano más fuentes que los conocimientos dispersos en mi memoria, así que no ha de esperarse ninguna sistematicidad.
La modernidad es el producto secundario de la ilustración, la razón como valor supremo. ¿La novedad? La razón queda desasida de Dios, vuela libre. Sin embargo corre el riesgo de ser víctima de su temeridad, cual Ícaro.
La razón, creída vía sólo de progreso, destinada a elevar a la humanidad desde las profundidades en la que había sido sumida en la edad media. La razón, que se pensaba sólo capaz de hacer bien, de beneficiar a la totalidad de la humanidad. La razón, que demostró ser capaz de todo lo contrario en las guerras mundiales, episodios de la humanidad donde fue empleada para destruir, matar, torturar... a aquellos miembros más débiles de la sociedad.
¿qué pasa entonces cuando mezclamos política y modernidad? Pues que nos topamos con el Estado Moderno. De nuevo aquí, la característica es la racionalidad. Pero ¿qué debemos entender por racionalidad?
De acuerdo con Weber, la racionalidad fundamenta una nueva forma de legitimidad. La obediencia de los “mandados” ya no se basa en el carisma (las cualidades personales de cada uno) o en la tradición (la costumbre), sino en la racionalidad de la orden, que a su vez se apoya en el desarrollo de unas leyes más racionales (que, como con Platón garantizaría también su justicia). Hay que decir que otra característica del susodicho Estado sería que ejercería el monopolio de la violencia legítima. Es decir, tendría el poder (y control) de castigar a aquellos que atentasen contra la racionalidad de las leyes.
Tönnies hace también un análisis del Estado Moerno, pero desde el punto de vista de las relaciones sociales. Es un análisis más podbre que el de Weber, porque éste al menos admite explícitamente que en el Estado Moderno coexisten todas las formas de legitimidad –por ejemplo, una persona sin carisma nunca sería elegida presidente-. En cambio Tönnies considera que en las modernas sociedades no se dan las relaciones interpersonales que se dan en las “primitivas” comunidades. Lamentablemente lo que he dicho de Tönnies lo sé de segundas. Quizás para octubre pueda hablar con verdadero conocimiento de causa.
Desde el posmodernismo se destacan otras características, más enfocadas a la manera en la que se produce y desarrolla el conocimiento. Autores como Lyotard (cf. “La Condición Posmoderna”) destacan la pregunta que desde la ciencia se hace sobre la propia legitimidad del conocimiento científico, y también una característica de este: la exigencia de que se adapte a un determinado formato, a saber, la cuantificación de los datos.
Foucault extrema [al menos en sus primeros escritos, como en vigilar y castigar, luego parece dulcificarse, especialmente a partir de su historia de la sexualidad] la crítica a la legitimidad de la ciencia al vincularla con el desarrollo del Estado Moderno y los medios de control que se despliegan en pro de su desarrollo y mantenimiento –el psiquiátrico y la psiquiatría, la prisión y las ciencias del comportamiento, el hospital y la medicina...-.
¿Por qué se desarrollan estos medios de control? Porque aparecen las masas, La modernidad tiene una característica que, quizás por aparentemente arbitraria, Weber obvió. Esa característica es la del creciemiento demográfico acelerado. Es decir, en muy poco tiempo la población se multiplicó, aumentando la densidad de población del continente europeo -de hecho, hay autores que consideran que fue esto lo que propició las grandes misiones exploratorias que propiciaron el “descubrimiento” de América y su colonización-.
Tal aumento en el número de los miembros de una organización política haría imposible la eficacia de los anteriores sistemas, de modo que habría que desarrollar un sistema donde ningún individuo quedase oculto en el seno de un grupo.
Ese sistema pasa por clasificar infinitamente, hast que todo individuo ha sido espcificado, descompuesto hasta sus últimas propiedades. Hasta el punto de que el individuo mismo llega a desaparecer, quedando sólo estadísticas sobre propiedades o atributos.
Próximamente se supone que tengo que escribir un trabajo sobre Foucault y la racionalidad. Si me inspira otra entrada la colgaré. La pregunta es ¿qué pasa con la racionalidad en los Estados Modernos? ¿Es usada para el bien o para el mal de la humanidad? ¿Y quién la usa? ¿Implica eso más diferencias?
Dudas, dudas,... y definitivamente debería dedicar más tiempo a pulir mi estilo literario...